• La semana pasada hicimos una visita a Nijar, Almería, a raíz de un reportaje que se publicó en El País sobre la situación de los inmigrantes que viven en sus invernaderos. Lo que encontramos fue una situación de extrema pobreza de más de 4000 personas, adultos y niños, que viven hacinados en cortijos abandonados o bajo el mar de plástico almeriense.

Encontramos poblaciones de cientos de personas, incluidos menores, viviendo en casas construidas con plásticos y sin acceso a agua potable, luz, ni servicio de recogida de basuras. Cortijos en cuyos sótanos oscuros e insalubres donde se hacinan decenas de personas. Como Mamadú, el joven que aparece en el reportaje de El País y que tuvimos la suerte de conocer en persona. Mamadú nos contó como la mayoría de ellos llegaron en patera o saltaron la valla de Melilla después de un mínimo de cinco intentos. “Los que llegan en patera y son interceptados los devuelven al desierto de Marruecos, en la frontera con Argelia. Muchos de los que han saltado la valla vienen con fracturas y lesiones webproducidas por la policía marroquí que les tira piedras para que caigan siete metros al vacío o por las cuchillas de las vallas”, explica consternado.

Pero también pudimos descubrir la calidad humana y el excelente trabajo del equipo de la Fundación CEPAIM que trabaja para atender las necesidades de este colectivo. En sus oficinas, en medio del campo almeriense atienden a más de 1500 personas al año: les asesoran jurídicamente, les ofrecen un lugar donde asearse y lavar la ropa, llevan a los niños a la escuela, atienden necesidades sanitarias, y gestionan varias viviendas que han puesto a disposición de los inmigrantes, entre otras muchas acciones. “Hay muchos días que nos vamos llorando a casa pero otros nos llevamos muchas alegrías. Lo culpables de esta situación no son los agricultores, están más arriba. Existe una doble moral pues el campo de Almería no saldría sin la explotación de estas personas”, explica Eva Moreno, Coordinadora de CEPAIM en Almería.

Desde la Fundación Esperanza Pertusa y queremos poner en marcha algunas acciones en las que involucraremos a todo el personal de Gioseppo. Que al menos nos sensibilicemos con su situación para no ser cómplices de tanta ceguera y falta de humanidad.

5 de abril