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Aulas Peligrosas

Antonio Aragón Renuncio

La dificultad de ser niña e ir al colegio en el África subsahariana.

En los últimos años, Burkina Faso, un país anclado permanentemente en los primeros puestos de la lista de pobreza en el planeta y que fuera uno de los más seguros de África Occidental, ha sido el blanco de más de trescientos atentados por parte de grupos terroristas vinculados al Dáesh.

La educación formal en francés (idioma oficial del país) y los profesores que la llevan a cabo con gran esfuerzo y dedicación, se han vuelto el centro de la mayoría de los ataques de una campaña sangrienta y atroz que ha obligado a cerrar más de mil escuelas en el norte y el este, ha dejado sin clases a más de 150.000 niñas y niños solo en el último año y ha hecho abandonar su trabajo y buscar refugio a más de la mitad de sus docentes…

La amenaza terrorista a los profesores y alumnos (sobre todo a las niñas que están aun si cabe más amenazadas) de Burkina Faso y resto de países de África Occidental y Central es clara y una triste realidad que, por desgracia, va en aumento.

Las familias tienen mucho miedo. Los niños también… Ya no quieren ir al colegio. Temen un ataque que acabe con sus vidas y han comenzado a estudiar en el interior de sus hogares. Improvisadas pizarras pueblan sus humildes moradas. Regimientos de niñas y niños que aprenden los unos de los otros (los más grandes enseñan a los más pequeños) en una gran vorágine de resistencia creativa y cultural digna de elogio. El ansia de conocimiento no tiene límites. La capacidad de sufrimiento y resiliencia de los pobladores de “la patria de los hombres íntegros” y de sus hijos, tampoco.

La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz…