Más de 2.200 millones de personas se encuentran en situación de pobreza en el mundo. Alrededor de 842 millones de la población padece hambre crónica y casi la mitad de los trabajadores (más de 1500 millones) tienen empleos informales o precarios. En nuestro país 13 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión social, cinco millones se encuentran en situación de exclusión severa y 2,3 millones de niños viven por debajo del umbral de pobreza. Estos datos definen la situación de auténtica emergencia social que vivimos y ante la cual no podemos permanecer impasibles.
Además somos conscientes de que en todo el mundo, las mujeres y las niñas continúan sufriendo discriminación, falta del acceso en condiciones de igualdad a la participación en la vida pública y política y abusos y violencia sexual y de género en los espacios públicos y en el ámbito familiar. De las 875 millones de personas analfabetas que hay en el mundo, dos terceras partes son mujeres. Y el 35% de las mujeres del mundo han sufrido violencia de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
Consideramos que una persona sin educación, desnutrida o sin acceso a un empleo que le permita obtener unos ingresos dignos tiene pocas oportunidades en la vida, para elegir lo que quiere ser o hacer. En cambio, una persona con educación, salud, e ingresos dignos tiene más opciones para elegir y conseguir lo que desee, como por ejemplo ser profesional, tener una mejor vivienda, educar a los hijos, o disfrutar de una vida plena. De eso se trata el desarrollo humano.
Por ello, desde la Fundación Esperanza Pertusa queremos ayudar a las personas que más lo necesitan apoyando proyectos que trabajen en las áreas de salud, educación, desarrollo económico y género.