Hacen falta 24 horas de autobús desde Dakar para llegar a  la comunidad Coumbacara en la región de Kolga, un poblado de 280 habitantes en la frontera entre Senegal y Guinea Bissau. Sus habitantes viven en una situación de olvido y pobreza extrema, pero no les faltan las ganas de sonreír y tratar de cambiar su oscuro destino. Y ¿cómo llego Maria del Rosario Cases allí? “Yo siempre he hecho voluntariado con enfermos terminales de VIH en Alicante y Elche, y en una ocasión asistí a un senegalés que me habló de su aldea, un lugar perdido y olvidado del mundo.  Y decidí que tenía que hacer algo, quería dar un paso más”. María del Rosario fundó Regalos de Amor para que “cada uno podamos dar lo mejor de nosotros mismo” y en 2013 decidió visitar Coumbacara. “Allí dormía en el suelo como ellos, comía lo justo igual con ellos, incluso cogí Malaria, pero me di cuenta de que era inmensamente feliz. Y que había mucho por hacer”. Ahora Maria del Rosario no está sola. Un grupo de voluntarios apoyan su labor desde las sedes de Murcia, Navarra, Sevilla y Alicante.

Al principio, sin ningún tipo de recursos, comenzó por dar educación para la salud para las madres, a organizar a las mujeres para que participaran en las decisiones de la comunidad y a organizar grupos de voluntarios para el mantenimiento y limpieza de la escuela. Ahora tienen varios proyectos en marcha. El más importante es la rehabilitación de la escuela. 

En la comunidad no hay agua ni electricidad “solo un señor tiene luz  gracias a una placa solar y todo el mundo va a cargar a su casa los teléfonos y a ver la televisión Allí lo poco que se tiene se comparte”.

En verano han logrado inaugurar una guardería y sus proyectos van más allá: quieren instalar agua y saneamiento, un derecho básico fundamental que mejoraría su calidad de vida, especialmente la de los niños, los más afectados por las condiciones insalubres del lugar.

“Allí me han enseñado a ser más paciente y tolerante. Y te das cuenta de que la felicidad no lo da nada material. Cuando estoy con ellos me siento con más energía y más viva”, nos cuenta María del Rosario.

Desde la Fundación Esperanza Pertusa queremos apoyar la rehabilitación de la escuela y apoyar la labor de María del Rosario que nos muestra que nada es imposible si se tiene energía y empeño.

 

 

Con este proyecto estamos contribuyendo al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: lograr una educación inclusiva y de calidad para todos

Mayo 2018