En la sociedad actual, la idea de emancipación suena como algo imposible para la juventud, ya que las trabas laborales y sociales cada vez son mayores. Pero hay jóvenes a los que esta idea comienza a provocarles quebraderos de cabeza incluso antes de cumplir la mayoría de edad. Se trata de chicos y chicas en riesgo de exclusión social que desde la infancia han vivido en pisos de acogida.

Nazaret es una entidad que trabaja en Alicante y cuenta con más de una treintena de jóvenes de repartidos en los diferentes pisos de acogida donde los chicos tratan de iniciar una nueva vida. “Los chicos que están aquí no están por ellos, la problemática viene de fuera” apunta Arantza Yagüe, responsable del programa de Inserción socio-laboral de Nazaret.

El Proyecto Nazaret de Alicante tiene como uno de sus objetivos principales hacer el paso de estos jóvenes a la edad adulta algo más llevadero. Gracias a sus programas específicos de juventud consiguen que su 18 cumpleaños no se convierta en una pesadilla, ya que a esta edad tienen que dejar los pisos de acogida donde vivían pues el Estado no dispone de mecanismos para mantenerlos. La labor de Nazaret en este proyecto consiste en garantizar y respetar los derechos de los jóvenes (alimentación, educación, salud…) y trabajar con los chicos para que pasen el menor tiempo posible en el piso de emancipación y puedan encontrar un trabajo o continuar sus estudios para que puedan independizarse.

Según apunta Arantza Yagüe, responsable del programa de inserción socio-laboral, el primer objetivo de Nazaret a su llegada “disminuir la angustia que surge en los chicos y chicas a su salida de los programas de protección”. “Los jóvenes se van cuando están preparados y tenemos un éxito del 100% como máximo al año y medio de su entrada”, añade.

“El protagonismo es de ellos, nosotros vamos a su lado, nunca delante. Ese es el futuro. La mayor satisfacción es ver que pasan los años y siguen manteniendo el vínculo emocional con nosotros”, explica el director de Nazaret Leoncio Calvo. “Es un trabajo muy duro el que realiza Nazaret pero muy bonito. Están creando personas”, consideró la Presidenta de la Fundación, Esperanza Pertusa, en su visita a uno de los pisos. En su visita los jóvenes pudieron compartir con Esperanza sus retos, temores e ilusiones y ellas les animó contándoles la historia de su vida, una historia de superación.

“ Si he llegado hasta aquí podemos llegar mucho más lejos”, nos explica Geni, una de las jóvenes, quien ya ha encontrado un trabajo. “En el futuro me gustaría formarme como educadora social para ayudar a otros niños. A mi aquí me han ayudado mucho”.

Leoncio Calvo, director de Nazaret explicaba que, a pesar de ser procesos largos tienen feedback, “al final lo importante es saber que estamos formando buenas personas”.

La Fundación Esperanza Pertusa colabora con la renovación de uno de estos pisos puente que, actualmente, es uno de los pocos recursos que permiten trabajar la emancipación en los jóvenes que salen de los programas de acogida para menores. Estas reformas ayudarán a los chicos y chicas que viven en el piso a sentir que forman parte de un hogar.

Sólo a partir de un techo, de un hogar, se puede construir un futuro.

Con este proyecto estamos contribuyendo al Objetivo de Desarrollo Sostenible 1: Erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones

Mayo 2018